En poco
tiempo los aperitivos que se ofrece antes de un evento, quizá con más
importancia en las bodas, ha pasado a ser un paso esencial.
Podemos
definir hoy los aperitivos como platos en miniatura realizados con tanto cuidado
y diseño que han llegado a sustituir en numerosos casos al plato entrante. De
hecho, muchos se ofrecen en lo que a veces llaman "estaciones", donde el invitado se sirve tantas veces coma
quiera.
Hace unos años, el aperitivo de una boda podía ser simplemente jamón o comidas poco novedosas como croquetas, puntillas, queso, alguna brocheta de frutas,... en estos momentos está muy de moda poner un aperitivo extenso, contundente y yo diría que cuanto más "raro" mejor. Los cocineros pasan horas investigando en su elaboración. Pensad que un simple aperitivo, por pequeño que sea, puede contener multitud de ingredientes y sabores. El menú del famoso Bully se componía de unos 40 "aperitivos".
Se
incluyen todo tipo de alimentos, carnes, pescado, vegetales, pero lo llamativo
es la mezcla de sabores. Estos pequeños bocados son experimentos para nuestro
paladar, que quizá en grandes cantidades nos llegarían disgustar, pero que
presentados de esta forma nos dejan con un "buen recuerdo". ¿Habéis
probado las chips con cabello de ángel? ¿Y el queso de cabra con kikos? ¿y la
sardina con sandía? ¡Pues está exquisito!
Es un
momento además muy especial porque suele servirse en jardines de fincas u
hoteles, decorados con ambientes chill
out y acompañados de música relajante y tranquila.
Personalmente,
creo que el rey de los aperitivos es el föie. De aquí a unos años el toque del
föie es casi imprescindible en cualquier aperitivo que se precie. Lo hemos
probado de todas formas, frío, caliente, con dulce, con salado, todo le va
bien, además de que su nombre mantiene cierto glamour. Es una apuesta segura.
Gemma
Berges Castejón
Departamento
Tutorial
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