Buscando un poco de inspiración para este viernes, nos hemos parado a pensar en la rica paleta de colores que nos ofrece la cocina.
Vamos a comenzar por la A de amarillo. Pero no de un amarillo cualquiera, sino del que más nos gusta. El amarillo limón.
El amarillo verdoso o amarillo claro del limón mediterráneo, tan presente en nuestras costumbres gastronómicas. El limón, alegra y da frescura a cualquier plato. Se lleva bien con el aceite, el perejil y la mayonesa. Reaviva el pescado y la carne. Realza el sabor de la ensalada…es el rey en el país de las tartas, tartaletas y bizcochos.
¿Habéis pensado, que sería de la paella sin el limón, y del arroz con leche sin la corteza de limón, y del té frío sin limón, y del agua con miel sin limón, y de la Coronita sin el limón, y del gin-tonic sin lima o limón?
Deja que se luzcan y no los escondas. Aprovéchate de su color ácido tan de moda, que nos recuerda que ya llega el verano.
Si lo combinamos con los colores del parchís tendremos una cocina o una mesa de aire fifties muy animada. Si lo mezclamos con la gama de pasteles nos dará un aire romántico o vintage. Y con el tándem blanco y negro conseguiremos combinaciones muy elegantes y sofisticadas para cualquier evento, ya que el amarillo restará sobriedad al conjunto y le aportará el toque justo de color que necesitaba.
Resumiendo, tareas para el fin de semana:
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